18 de julio de 2016

No todo es bonito

Os voy a hablar de la parte oscura de ser mamá. Sí, la tiene y es una lista larga. Lo siento, pero alguien tenía que decirlo...



Por empezar, en el post parto. Te pueden quedar puntos, infecciones, no poder ni sentarte o ni levantarte. Además se junta con la cuarentena, el cambio de vida con un bebé y también se puede juntar la depresión post parto. ¡Así que empezamos bien!

Después comentar el no poder dormir del tirón durante probablemente años. Al principio se puede llevar relativamente bien, pero a la que van pasando los días, vas notando como el cansancio y el sueño te invade. Si encina has pasado una mala noche, ese día ya ni te cuento el mal humor que puedes llegar a tener. 

El bebé va a llorar probablemente mucho y es algo que agota. Y si va a necesitar muchos brazos y paseos con él encima, el dolor de espalda se hace crónico, y parece que en vez de tener espalda, sea todo un bloque de piedra dolorido. 

Pueden aparecer las malditas almorranas y cada vez que te sientas en el lavabo, te acuerdas de cada apretón que diste.

Y por no hablar de no tener tiempo para nada, a veces ni para comer. En estos momentos el agobio, sentirte desbordado o notar que no tienes fuerzas para más, es lo más normal que se pueda sentir.  El apoyo y ayuda de los tuyos puede ser un gran alivio para no sentirte solo y en el que dejar al pequeñín un ratito a cargo de otra persona, sea tu momento de desconexión. Aunque te pongas a hacer las tareas de la casa, que por cierto se juntan unas tras otras.

¿Y los sentimientos de culpabilidad? Haber dejado al bebé llorando un momento, haberle hecho daño al cortarle las uñas,... ese sentimiento debería de borrarse de nuestros cerebros.

Y cuando se juntan varios estados a la vez ya es para retirarse por un rato del papel de madre. Realmente hay que mentalizarse, respirar profundo y armarse de paciencia para seguir adelante.

Pero vamos a ver el otro lado de la moneda. Tener un bebé no es un camino de rosas aunque cuando ves a tu pequeñín, su sonrisa, su mirada, observarlo cuando duerme, jugar con él, hablarle,... Cuando disfrutas con tu bebé, se te olvida todo y recuerdas que todo el sacrificio ha servido para algo y es para vivir la mejor experiencia de tu vida, que es ser mamá. 
Ver crecer a tu hijo, observar sus avances, enseñarle nuevas cosas,.... todo esto no tiene precio y es maravilloso. Además consuela saber que, aunque no lo parezca, todo son etapas que empiezan y acaban.

Y vosotros, que opináis?

1 comentario:

  1. Es curioso como muchas madres ocultan estas cosas que nos ocurren en el posparto! Gracias por compartir tu experiencia porque es muy similar a la mía y seguramente a la de muchas mujeres que acaban de tener un recién nacido. Ser madre es el trabajo más duro que existe pero también el más satisfactorio. No cambio a mis princesas por nada del mundo, pero durante el posparto, sobretodo el de la mayor, las pasé "canutas"!!! Con la segunda lo llevé mucho mejor aunque la mayor se moría de celos. La verdad que no es un camino de rosas pero también dan unas alegrías inmensas con sus caritas, sus ocurrencias y travesuras, sus sonrisas inocentes...Ser madre es increíble!

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